martes, 27 de diciembre de 2011


Déjame dormir mamá


Hijo mío, por favor, 
de tu blando lecho salta. 
Déjame dormir, mamá, 
que no hace ninguna falta.. 

Hijo mío, por favor, 
levántate y desayuna. 
Déjame dormir, mamá, 
que no hace falta ninguna. 

Hijo mío, por favor, 
que traigo el café con leche. 
Mamá, deja que en las sábanas 
un rato más aproveche.. 

Hijo mío, por favor, 
que España entera se afana. 
¡Que no! ¡Que no me levanto 
porque no me da la gana! 

Hijo mío, por favor, 
que el sol está ya en lo alto. 
Déjame dormir, mamá, 
no pasa nada si falto. 

Hijo mío, por favor, 
que es la hora del almuerzo. 
Déjame, que levantarme 
me supone mucho esfuerzo. 

Hijo mío, por favor, 
van a llamarte haragán. 
Déjame, mamá, que nunca 
me ha importado el qué dirán. 

Hijo mío, por favor, 
¿y si tu jefe se enfada? 
Que no, mamá, déjame, 
que no me va pasar nada. 

Hijo mío, por favor, 
que ya has dormido en exceso.. 

Déjame, mamá, que soy 

diputado del Congreso 
y si falto a las sesiones 
ni se advierte ni se nota. 

Solamente necesito 

acudir cuando se vota, 
que los diputados somos 
ovejitas de un rebaño 
para votar lo que digan 
y dormir en el escaño. 

En serio, mamita mía, 

yo no sé por qué te inquietas 
si por ser culiparlante 
cobro mi sueldo y mis dietas. 

Lo único que preciso, 

de verdad, mamá, no insistas, 
es conseguir otra vez 
que me pongan en las listas. 

Hacer la pelota al líder, 

ser sumiso, ser amable 
Y aplaudirle, por supuesto, 
cuando en la tribuna hable. 

Y es que ser parlamentario 

fatiga mucho y amuerma. 
Por eso estoy tan molido. 
¡Déjame, mamá, que duerma! 

Bueno, te dejo, hijo mío. 
Perdóname, lo lamento. 
¡Yo no sabía el estrés 
que produce el Parlamento! 


Fray Junípero Serra (1713-1784)

O realmente era un visionario, o la cosa viene de lejos...


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Jornada Ecológica en Villanueva de la Cañada


Voluntarios limpian de basura y siembran encinas en Villanueva de la Cañada
A lo largo del domingo 27 de noviembre se ha celebrado una Jornada Ecológica en Villanueva de la Cañada organizada por la asociación vecinal Iniciativa Ciudadana Villanueva de la Cañada Sostenible. La jornada ha contado también con la colaboración de la asociación Cerro Andrinal de Quijorna y de Ecologistas en Acción.

Más de 40 voluntarios han dedicado el día del domingo a dos actividades muy necesarias para la mejora del medio ambiente en la localidad villanovense. La jornada tenía también como objetivo fomentar la participación y concienciar a la población sobre la necesidad de atender adecuadamente los problemas ambientales en el municipio.

En primer lugar se ha recogido gran cantidad de basuras y residuos de todo tipo en el entorno del monte preservado del arroyo de Pedro Elvira. Un entorno cercano al casco urbano y al Aquópolis, teóricamente protegido pero que poco a poco se están convirtiendo en un basurero. Los voluntarios han limpiado con sus propias manos una zona de 20.000 metros cuadrados en la que se acumulaban gran cantidad de plásticos, botes, tubos, maderas y otros restos. Y donde, además, se viene observando la realización de vertidos ilegales de escombros. La acción de limpieza ha supuesto un gran esfuerzo con efectos beneficiosos apreciables a simple vista, pero, a pesar de ello, algunos residuos no han podido retirarse debido a su peso y volumen.

En segundo lugar, se ha procedido a la siembra de más de 1.000 bellotas de encina en el monte del Barranco del Molinillo, junto al camino de Madrid. Esta zona, que también ha sido previamente limpiada de plásticos y botellas, ocupa una superficie de una hectárea habiéndose actuado aproximadamente sobre la mitad. Aquí se intentan reponer las decenas de pies de encina secos que hubo de retirar el Ayuntamiento tras un fracasado trasplante de árboles afectados por la obra de la vía de Ronda.

La jornada se cerró con repartos de regalos entre los niños participantes en la actividad y con una comida campestre a base de tortillas.

En resumen, una jornada muy productiva y satisfactoria para todos los participantes que han quedado emplazados para nuevas actuaciones similares que no pretenden otra cosa que contribuir a la mejora ambiental de nuestro entorno.

Como conclusión de la jornada, ICVCS ha pedido al Ayuntamiento de Villanueva de la Cañada que aporte también su parte en la mejora ambiental realizada, retirando las abundantes bolsas y sacos de residuos recogidos por los voluntarios y eliminando también los acúmulos de escombros que no han podido ser retirados por los mismos.

ICVCS espera que jornadas como ésta contribuyan a una mayor implicación de los ciudadanos en la defensa del medio ambiente.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Subida al Cerro Andrinal (por el camino más largo)



Subida al Cerro Andrinal (por el camino más largo).

Comenzamos la marcha saliendo desde la puerta del colegio público de Quijorna, desde donde conectamos al momento con la senda paralela al arroyo que toma la dirección de Villanueva de la Cañada. Hemos elegido la bicicleta para esta ocasión, pero como veremos más adelante no es una opción apropiada para una ruta de iniciación.
Los primeros tres o cuatro kilómetros nos sirven para ir calentando las piernas a medida que superamos un pequeño desnivel. Si, pequeño, pero que a pesar de eso nos resulta exigente. Ya estamos comprobando que somos  mejores caminantes que ciclistas.  El primer descanso nos lo damos al llegar a la zona próxima a los hornos de cal. A nuestra espalda  vamos dejando los retamares y los álamos próximos a la zona del arroyo Quijorna para ir encontrándonos con romeros, tomillos, encinares más densos y algún representante de la antes abundante jara en esta zona. En este punto, recuperados, tomamos la primera desviación de la ruta, siguiendo el ramal de la izquierda en dirección a Valdemorillo, el que sube, con lo que vamos dejando los hornos atrás al tiempo que ampliamos horizontes por encima de Quijorna.  Si lo de antes ya fue menos un paseo de lo que esperábamos, ahora, por una trocha serpenteante de mucha mayor pendiente tardamos poco en poner pie en tierra. Según ascendemos, hacemos parada en un par de miradores privilegiados que nos ofrecen una panorámica más amplia del entorno. Nuestra vista puede elegir entre los cerrados encinares bajo nuestros pies o la línea del horizonte con Navalcarnero y su silo como mejor referencia.
Una vez arriba de la cresta  a la que nos conduce sin pérdida la pista que nos trae desde los hornos, hemos ganado vistas también hacia el norte y el oeste. Dominamos en esas direcciones el perfil de las montañas desde el inicio de Gredos hasta el final de la sierra de Guadarrama y principio de la de Somosierra. La excusa de disfrutar de este paisaje nos da el mejor motivo para otro descansito.
Estando en la parte alta de la ruta ya solo nos queda por delante proseguir hacia el oeste tomando como referencia la casa de Los Llanos y su vértice. Ahora  es fácil volver a la bicicleta. A cierta distancia por la derecha tenemos una vista amplia sobre buena parte de una de las zonas más vistosas de la Comunidad de Madrid, pero nos da por fijarnos más en la conducción del Canal de Isabel II, que recoge agua del pantano de Picadas y la lleva a Majadahonda. pasando por  Cerro  Alarcón, pantano y urbanizaciones cuyas casas vemos en el lado de enfrente; estamos separados de ellas por la vaguada del arroyo de Valdeyerno, cuyo  nacimiento está próximo al comienzo de nuestra pista.
Ya sabemos que lo bueno parece durar poco. A medida que nos aproximamos a Los Llanos se acaba lo de llanear (paradójico). El tramo de subida final del cerro nos resulta muy trabajoso, especialmente por el mal estado de la pista. Al poco, una de las bicicletas que llevábamos se pinchó, por lo que nos apeamos y continuamos la senda andando. Llegamos  poco después al tramo que no tiene cambios de nivel y cuenta con un piso inmejorable. Una pregunta filosófica nos asalta a los dos: ¿No quedamos ayer en que tú traías parches y bomba?.
Ya estamos próximos a la casa de los Llanos, de la que sabemos que es de construcción anterior a la guerra civil, aunque desconocemos los detalles de su origen. Actualmente está en estado de ruina. . Se dice que aquí estuvo asentada una batería artillera en la batalla de Brunete. Desde luego, el lugar  es ideal por el alcance de la vista sobre posibles objetivos.
Pasadas estas construcciones, seguimos la senda , que toma dirección a Quijorna, dejando a nuestra derecha el vértice geodésico Los Llanos, de cota 715 m desde el que podemos ver nuestro próximo destino, bastante adelantado y algo por debajo de la altura que tenemos, un tal Cerro Andrinal.

Desde que volvimos hace un par de kilómetros a la infantería, entre conversación y conversación hemos ido recogiendo cuanta lata vacía y botella de plástico veíamos al borde del camino. En el entorno de la casa, aprovechando otro descanso hacemos una batida general, recogiendo cierta cantidad de cartuchos de caza. Las aliagas (genistas) y un tejo solitario, esplendido, observan con asombro nuestra conducta

Nos enfrentamos ahora a una bajada importante, con el terreno muy suelto y a la que sigue una subida rompe piernas apenas acaba el descenso; segundo motivo por el que desaconsejamos el uso de la bicicleta en esta ruta, a menos que se esté bastante en forma y la montura sea la apropiada. No es desde luego nuestro caso.

El Cerro Andrinal, que está al final de nuestra última cuesta arriba ofrece una estupenda vista de Quijorna y zonas de sombra, elegimos una justo a los pies de la trinchera con fortín. Aquí por fin devoramos el almuerzo. El sitio merece la pena, y los buitres que nos han acompañado la mayoría del trayecto a prudente distancia nos obsequian con una pasada a baja altura, para que podamos ver su poderío. Casi creemos oír como cortan el aire al pasar por encima de nosotros, a pocos metros de altura. Son unos bichos magníficos. ¿Nos dan la bienvenida a su hábitat o les habrá parecido que estamos tan fatigados que podemos ser su próxima merienda?.

Descansados, charlado de los arreglos necesarios del mundo y acompañados de un mínimo de nicotina emprendemos la bajada, con un trecho inicial aún más difícil que el anterior, al estar el terreno lavado y no haber resto de vegetal que agarre las suelas. Al alcanzar el camino principal, echamos de menos la bicicleta tal como estaba en el punto de partida tres horas antes, ya que desde aquí hasta el pueblo, entrando por la calle Olivar, todo es una bajada continua y rápida hasta el bar.

En resumen, una excursión de unas 3 horas, algo larga para niños, no ideal para la bicicleta, y con muchas recompensas. Importante echar unos prismáticos y cámara de fotos, bocata y bastante agua.
La haremos con la asociación un día de estos...

FINE


Ernesto Viñas y David Pollan